Evi Vingerling

Arcadia
Pareidolia es un fenómeno psicológico a través del cual los seres humanos buscan discernir formas reconocibles donde no las hay; es un automatismo que nuestra mente está programada para activar cuando se necesita dar sentido a estímulos externos desconocidos. Con ello se pretende llevar al terreno de lo familiar algo que es esencialmente alieno. Evi Vingerling (Gouda, Holanda 1975) parece estar al corriente de este mecanismo y así su práctica artística explora las posibilidades plásticas y estéticas que surgen en torno a éste.
Sus pinturas casi abstractas confrontan al visitante con un tipo de imaginario que muy a menudo requiere un reposicionamiento, un ejercicio mental a través del cual el espectador es capaz de capturar la totalidad de la imagen representada —lo que al principio parecen trazos dispersos se revelan progresivamente como partes de una estructura más compleja. Las pinturas de Evi Vingerling son algo así como eventos en si mismos ya que implícitamente conllevan una forma de temporalidad; el tiempo que la mente del visitante necesita para capturar la imagen y hacérsela suya. Existe algo muy refrescante en la propuesta artística de Evi Vingerling, una forma de hacer que exige al espectador que esté atento, en guardia.
El trabajo de Evi Vingerling se encuentra cómodamente entre la abstracción y la figuración; sus pinturas son efectivamente el terreno propicio donde establecer un dialogo productivo entre estas dos esferas. Ágiles trazos que normalmente combinan dos colores se distribuyen sobre la superficie de lienzo para poco a poco ir conformando la estructura de la imagen. Así como la artista explica ‘la cosa representada no tiene que ser muy importante’; esta afirmación apunta no solo hacia lo mundano si no que también denota una forma muy intima de relacionarse con la realidad, su verdadero tema de investigación. De esto se desprende una atracción por lo cotidiano que, citando al autor francés Maurice Blanchot, se caracteriza por ser inexhaustible e infinito. Echando un vistazo a sus pinturas nos percatamos que la artista encuentra inspiración en paisajes, plantas y flores; cosas imperceptibles para muchos pero que tienen la extraordinaria capacidad de atraer su atención y convertirse así en motivos pictóricos. Aquí nos viene a la mente el trabajo de Ellsworth Kelly, especialmente sus dibujos de plantas, o las composiciones abstractas de Clyfford Still que tan a menudo nos recuerdan la abrupta orografía de las montañas de América del Norte.
‘arcadia’ presenta una nueva serie de pinturas inspiradas en la idea de transitoriedad, una noción que la artista relaciona con el cambio y el desarrollo, y con ello con la idea de potencialidad. Vingerling entiende la vida de forma positiva y celebra la energía, el movimiento así como los pequeños matices del día a día. Siguiendo este razonamiento se podría argumentar que sus pinturas actúan como algo opuesto a la idea del ‘memento mori’ tradicional (en Latín, ‘recuerda que morirás’), tan común en la Historia del Arte especialmente en la pintura holandesa del siglo XVII con el genero de la ‘vanitas’. En vez de entender el inevitable paso del tiempo como fuente de deterioro, Evi Vingerling ha decidido mirar al futuro con optimismo y apreciar la naturaleza fugaz de una realidad que fluye constantemente.
La aparente fluidez de sus pinturas contrasta con un proceso creativo que muchas veces es física y mentalmente agotador. Tomando como punto de partida una vivencia o una fotografía, la artista somete la imagen a un salvage proceso de reducción de formas lo que nos lleva a afirmar que la obra de Evi Vingerling consiste en devorar la realidad. Esta aproximación tan visceral también está presente en su propia metodología y la forma que tiene de aplicar febrilmente todas las pinceladas en un lapso de tiempo corto. Sus pinturas combinan la abstracción con formas reconocibles que, así como la elección de colores indica, no llevan correspondencia con la realidad. Aquí encontramos una cierta irracionalidad y ambigüedad que convierte sus pinturas en ecos de una realidad distante en continuo cambio.
Exposiciones recientes incluyen: Art Rotterdam, with Tegenboschvanvreden, the Netherlands (2018), New Works, Kristof De Clercq gallery, Ghent, Belgium (2017), Work on view in collections at Bonnefantenmuseum Maatricht, Schunck Heerlen and Stedelijk Museum Amsterdam, the Netherlands (2015), Project room, Wiels, Brussels, Belgium (2013), Unisono26, Stedelijk museum Schiedam, Schiedam, the Netherlands (2013), New Work, Ellen de Bruijne Projects, Amsterdam, the Netherlands (2013)